a los que orbitan

un proyecto en forma de libro... una selección de textos agrupados... e ilustrados...
el desorden de un blog... las órbitas paralelas...
a los que orbitan...

prólogo

imagen de silvia

la mayoría de las veces no sabemos exactamente qué es lo que queremos. Desearíamos que algo o alguien se nos acercara y nos susurrara al oído el camino a seguir.
Hay momentos en los que estamos tan perdidos que no somos capaces ni de encontrarnos a nosotros mismos. Y es en esos instantes en los que nuestra debilidad se hace mayor, mientras nos volvemos más pequeños, nos convertimos en seres inocentes, vulnerables, confiados; solemos pensar que todo va a salir bien, sin ser prácticamente conscientes de la sugestión y el autoengaño.
Damos por supuesto que la suerte existe a pesar de no tener la certeza matemática ni la comprobación física o química, confiamos en ella como en un dios invisible que jamás ha dado muestras de que juegue con nosotros. A eso se le llama fe.
Necesitamos aferrarnos a algo que esté fuera de la lógica, del trabajo, de la rutina. La magia de los adultos: eso es la suerte.
Aprendemos a dejar de creer en los Reyes Magos, en el ratoncito Pérez, en castillos llenos de dragones y princesas, en frutos mágicos, en el país de Nunca Jamás...
Dejamos de creer en nosotros mismos cuando éramos niños, olvidando todo aquello de lo que estábamos llenos entonces, cuando volábamos incansables, cuando soñábamos con ser los protagonistas de historias fantásticas... que poco a poco fueron languideciendo y transformándose en otro tipo de sueños.
Y cerramos los ojos.
Porque no encontramos ningún camino de baldosas amarillas que seguir...
...Estamos perdidos...

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