siempre estamos recorriendo caminos. A veces viajamos hacia delante, otras hacia atrás, o en círculos concéntricos, espirales o con la trayectoria de un boomerang. Nunca estamos quietos, es nuestra naturaleza la que nos lleva a emprender movimientos más o menos homéricos, pese a la calma aparente, la bondad o el brillo maldito en el guiño de un ojo. Hay quien convierte sus viajes en episodios novelescos o experiencias místicas entre ruinas desconocidas; los hay también que sólo necesitan irse a un bosque a escuchar el rumor del viento entre los árboles. Los hay de muchos tipos, tantos como conceptos. Para unos pocos los trayectos suceden en su interior, en kilómetros de venas, arterias, capilares, poros, pelos y uñas, intestinos y respiraciones.
a Fernando Pessoa
a Fernando Pessoa
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