cómo crear países
Aunque primero dibuja la línea con la mirada, con la cabeza entera en movimiento, decide que es mejor dejar constancia del acto. Saca un papel en blanco de la estantería, lo pone sobre la mesa de madera y ajusta el borde para que la parte inferior quede paralela al borde de la mesa. Escoge un lápiz de punta blanda del bote, al final cerca de la pared, casi tiene que estirarse para alcanzarlo. Dibuja una línea que cruza el papel en dos y mancha en los extremos la madera. Esta es la frontera que os separa, recita. En esta línea nada podrá crecer, es la idea perfecta de una línea divisoria. Vuelve a estirarse hasta el bote y coge una goma de borrar. Con precisión y exactitud realiza dos borrones en la línea de lápiz: uno de ellos en la parte superior del papel y el otro en la parte inferior. Estas serán vuestras únicas comunicaciones, tendréis que elegir subir o bajar si queréis cruzar al otro lado. No estoy a favor de crear un único camino central, no estoy de acuerdo con el centralismo sino con lo extremo. Estas serán vuestras comunicaciones, repite. O subir o bajar. Con el lápiz garabatea una inicial diferente a cada lado de la línea. Estos serán vuestros idiomas, cada uno el suyo. Vosotros utilizaréis diez sonidos vocálicos y vosotros cuatro. Habrá diccionarios de ambas lenguas en todas las bibliotecas. Debajo de cada inicial realiza un símbolo distinto. Estas serán vuestras monedas, dispondréis del dinero directamente sin pasar por ninguna época de intercambios o trueques. Para cruzar la línea tendréis que cambiar vuestras monedas por las otras, a veces saldréis ganando y otras perdiendo. Esto que queda fuera del papel será vuestro abismo, es decir, vuestro océano. La madera es el océano, son dos océanos divididos por una pequeña mancha de grafito. Cada uno podrá explotar sus recursos como mejor le convenga. La frontera sobre las aguas no tiene comunicación, la línea divisoria es imaginaria. Tendréis que ser cuidadosos. A cada lado operarará un sistema telefónico, eléctrico, aéreo, educativo, industrial, agrícola, ganadero, etc. Suena el timbre, se levanta de la silla y se acerca hasta el portero automático. Sí, ahora bajo. Se pone la chaqueta, coge la cartera y las llaves y cierra la puerta. Unas motas de polvo se aceleran bajo la luz del sol, se posan sobre el papel y dan comienzo así las primeras generaciones espontáneas, una a cada lado de la línea.
Aunque primero dibuja la línea con la mirada, con la cabeza entera en movimiento, decide que es mejor dejar constancia del acto. Saca un papel en blanco de la estantería, lo pone sobre la mesa de madera y ajusta el borde para que la parte inferior quede paralela al borde de la mesa. Escoge un lápiz de punta blanda del bote, al final cerca de la pared, casi tiene que estirarse para alcanzarlo. Dibuja una línea que cruza el papel en dos y mancha en los extremos la madera. Esta es la frontera que os separa, recita. En esta línea nada podrá crecer, es la idea perfecta de una línea divisoria. Vuelve a estirarse hasta el bote y coge una goma de borrar. Con precisión y exactitud realiza dos borrones en la línea de lápiz: uno de ellos en la parte superior del papel y el otro en la parte inferior. Estas serán vuestras únicas comunicaciones, tendréis que elegir subir o bajar si queréis cruzar al otro lado. No estoy a favor de crear un único camino central, no estoy de acuerdo con el centralismo sino con lo extremo. Estas serán vuestras comunicaciones, repite. O subir o bajar. Con el lápiz garabatea una inicial diferente a cada lado de la línea. Estos serán vuestros idiomas, cada uno el suyo. Vosotros utilizaréis diez sonidos vocálicos y vosotros cuatro. Habrá diccionarios de ambas lenguas en todas las bibliotecas. Debajo de cada inicial realiza un símbolo distinto. Estas serán vuestras monedas, dispondréis del dinero directamente sin pasar por ninguna época de intercambios o trueques. Para cruzar la línea tendréis que cambiar vuestras monedas por las otras, a veces saldréis ganando y otras perdiendo. Esto que queda fuera del papel será vuestro abismo, es decir, vuestro océano. La madera es el océano, son dos océanos divididos por una pequeña mancha de grafito. Cada uno podrá explotar sus recursos como mejor le convenga. La frontera sobre las aguas no tiene comunicación, la línea divisoria es imaginaria. Tendréis que ser cuidadosos. A cada lado operarará un sistema telefónico, eléctrico, aéreo, educativo, industrial, agrícola, ganadero, etc. Suena el timbre, se levanta de la silla y se acerca hasta el portero automático. Sí, ahora bajo. Se pone la chaqueta, coge la cartera y las llaves y cierra la puerta. Unas motas de polvo se aceleran bajo la luz del sol, se posan sobre el papel y dan comienzo así las primeras generaciones espontáneas, una a cada lado de la línea.
me encanta, para divagar sobre ello durante horas y horas...besos
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