La lengua de uno circunda el labio superior del otro, brazos entrelazados y manos torpes, ansiosas, que agarran la carne bajo la ropa en la noche oscura, en el silencio de un cielo sin estrellas que les regala, con empeño, una suave lluvia que pronto les empapa. Corren a guarecerse mientras siguen besándose, aferrados a minutos que se les escapan, no queriendo perderse ningún recoveco, ningún rincón por acariciar antes de que la noche acabe, de que los minutos sean horas que huyan de ese presente.
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esto es como un sueño de una noche de primavera!
ResponderEliminar:P
claro...je,je
ResponderEliminar¡qué imagen más deliciosa!¡Es preciosa!
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