- ¿otra vez con lo mismo? - pregunta el hombre desde la puerta.
- No podía dormir - contesta la mujer, y aleja de sus manos una fotografía que cae sobre la mesa.
- Vienes a la cama - dice el hombre, y no entona la frase, dejándola cansada en el aire, sin ser imperativa ni tampoco interrogativa.
- Ahora voy - dice la mujer.
- Te espero - dice el hombre, utilizando de nuevo la no-entonación.
- No podía dormir - repite la mujer sin alzar la vista. No podía dormir, y ahora lo que no quiero es estar despierta.
Gira la cabeza ahora: en el marco de la puerta sólo está el marco de la puerta.
- No podía dormir - contesta la mujer, y aleja de sus manos una fotografía que cae sobre la mesa.
- Vienes a la cama - dice el hombre, y no entona la frase, dejándola cansada en el aire, sin ser imperativa ni tampoco interrogativa.
- Ahora voy - dice la mujer.
- Te espero - dice el hombre, utilizando de nuevo la no-entonación.
- No podía dormir - repite la mujer sin alzar la vista. No podía dormir, y ahora lo que no quiero es estar despierta.
Gira la cabeza ahora: en el marco de la puerta sólo está el marco de la puerta.
Triste, pero me gusta mucho, mucho
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