a los que orbitan

un proyecto en forma de libro... una selección de textos agrupados... e ilustrados...
el desorden de un blog... las órbitas paralelas...
a los que orbitan...

cita

imagen de silvia tobar leranca, de 4 años de edad

"La llamaba hermosa y a ella le gustaba, y cogía la palabra para prendérsela en los labios como un broche, y mordérselos suavemente, con un gesto imposible que a mí me desesperaba".

Dame Placer (1998) | Flavia Company

cuadriláteros

os retratasteis en el espejo que había a los pies de la cama, de repente todo quieto, el marco esmaltado en negro el encuadre, la superficie que reflejaba los cuerpos mezclados, confundidos los brazos y las piernas, la poca luz de un flexo en diagonal, el otro reflejo brillante en las cuatro pupilas, os mirabais como en una postal que alguien lejano, ajeno, os acabase de enviar, os mirabais el uno al otro y, reflejados, os veíais.
Os retratasteis como por capricho, con la misma naturalidad con la que un rato antes os resbalabais los poros sudados, frotados los vellos despeinados y luego, en el acople de un abrazo con olor a prehistoria, los pies por delante en primer plano del espejo, en segundo plano músculos y pieles y pelos unos sobre otros, sonrientes para la fotografía, posando a pesar de la incredulidad del reflejo.
Tú pensaste, Flaco, qué pasada esto, y te brillaban los ojos borrosos, y tú, Largo, que observabas los brillos de las pupilas y los puntos transpirados, los tuyos y los del Flaco, pensabas en aviones sobrevolando océanos, en las olas blancas de los grandes azules, las pieles vuestras igual que mares en el día de los vientos. Tú pensaste, Flaco, que no se mueva nunca, que se quede así de quieto, así de cerca, resbalándonos los hombros, que no cruce más mares el Largo, que todos los mares sean los de esta habitación.
Os hicisteis la fotografía del espejo y el obturador eran los párpados que acabaron por pestañear y pensaste, Largo, si no deberías limpiarte y abandonar ya las imágenes y hacerlas recuerdo, el Largo y el Flaco en el espejo, entró una toalla azul que sentaba los cuerpos sobre el naranja húmedo y barrió con las manos los vientres resbalados.
Dijiste te quieres duchar, dijiste quieres agua, dijiste quieres comer algo, pensaste quédate ahí en el espejo, pensaste, Flaco, pensaste, Largo. Pensaste, Flaco, no puedes detener el tiempo. Pensaste, Largo, el avión que haga lo que quiera. Pensasteis la imagen está hecha. Mirasteis luego y en el espejo no había más que pared.

cita

"Quien mira un espejo y consigue al mismo tiempo la independencia de sí mismo, quien consigue verlo sin verse, quien entiende que su profundidad consiste en que está vacío, quien camina hacia el interior de su espacio transparente sin dejar en él el vestigio de la propia imagen, ha entendido su misterio."
Los espejos | Clarice Lispector

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imagen de silvia

"Los espejos pueden ser misteriosos. A veces se tiene la sensación de que se está mirando dentro de otro mundo que existe del otro lado del cristal. La imagen en el espejo tiene toda la profundidad, el color y la realidad del mundo de acá, de este lado. Los físicos llaman a la imagen que se ve en el espejo imagen virtual. Para nuestras percepciones, parece como si el espejo fuera en realidad una ventana que muestra una vista que es casi, pero no exactamente, la misma que el mundo en que nosotros estamos."
Historia de la luz (2004) | Ben Bova

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"Las palabras no son nada, el delirio de los deseos y las fantasmagorías girando en vano en el interior de la dura concavidad intraspasable del cráneo: sólo cuenta el roce, el tacto de otra mano, el calor de un cuerpo, el latido misterioso de un pulso."
La Noche de los Tiempos (2009) | Antonio Muñoz Molina

bípedos

Articket BCN. 7 Museus. 1 ticket. 22 €.

La ruta del Articket:

Museu Picasso
Ontario y Verona cruzan sus miradas por primera vez. Canadá mira las piernas bajo la falda de la amiga de Italia pero es ella, Verona, la que mira a Ontario con la profundidad de un trazo de pincel.

Fundació Caixa Catalunya – La Pedrera
En la azotea sobre el Passeig de Gràcia azota el viento. Verona lleva gafas de sol. Ontario lleva gafas de sol. Al no tener ojos tienen sonrisas y labios y dientes y amabilidad cordial.

Fundació Antoni Tàpies
Ontario visita Barcelona en la soledad transoceánica tras una visita a unos tíos en un pequeño pueblo de Navarra.
Verona planificó este viaje con su amiga hace meses, las filólogas alegres.
Verona acude sin su amiga de turismo de museos.
Ontario acude con su compañera colgante: su cámara fotográfica, y registra las piernas de Verona contra una escultura de Eva Hesse.
Ambos van entendiéndolo todo.

Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC)
Verona y su amiga alegres las dos jugando a encontrar a un canadiense entre las salas de los períodos artísticos. Demasiado grande para encontrarse, demasiado grande la idea para dejársela a la casualidad.
Ontario llega al museo justo cuando las risas italianas entran en el vagón de metro de la línea roja de Plaça Espanya camino de la playa.

Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB)
Llueve y no hay piernas al aire ni gafas de sol. Todo son pantalones finos y chubasqueros transparentes. Del CCCB al MACBA hay prácticamente un paso que los une y las italianas y el canadiense cruzan sus caminos inversos de uno a otro. La amiga que se adelanta. Verona que se para. Ontario que se para. El saludo de la mano, internacional, las palabras atropelladas en inglés, internacionales, el intercambio, las risas y las sonrisas, mundiales.

Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA)
Ontario frente a un pasillo blanco en un edificio blanco con la mente en blanco. Tan sólo un trazo de Italia en la retina, una voz en los oídos y unas piernas en la cámara, compone así el cuadro más contemporáneo.
Verona calla en el recorrido oscuro y la amiga calla porque sabe que cuando Verona calla es mejor dejarla callar, e imaginar, y se dedica a buscar para sí misma algún Milán o algún Nápoles porque la amiga de Verona es absolutamente partidaria de sus productos nacionales.

Fundació Joan Miró
Encuentro concertado por e-mail: a las 11 en la puerta del funicular. El paseo Canadá-Italia bajo los plataneros que se deshojan del calor. Comentan si no es cierto que parece otoño. Entrada al museo, último destino del Articket. Tumbados en la videoinstalación Lóbulo pulmonar de Pipilotti Rist una mano se acerca a otra mano y la primera mano acoge la segunda mano y esta segunda mano se deja recoger y acariciar por la primera mano y ambas manos y ambos dueños de dichas manos se olvidan del arte y permanecen así en el bucle del vídeo y del tiempo de los museos.

cortesías de julia












Señores editores de Edhasa,
les detallo a continuación las deficiencias tipográficas del libro La vida breve de Juan Carlos Onetti, publicado por ustedes en Pocket Edhasa en febrero de 2003 (el ejemplar de nuestra biblioteca corresponde a la primera reimpresión, fechada en abril de 2006), cuya asignación numérica es la 185.

PRIMERA PARTE

- Capítulo 6, página 67, línea 30: "da" por "de"
- Capítulo 13, página 127, línea 2: "cotempló" por "contempló"
- Capítulo 18, página 176: pienso que faltaría cerrar unas comillas

SEGUNDA PARTE

- Capítulo 1, página 239, línea 1: "groseria" por "grosería"
- Capítulo 1, página 242, línea 26: "supropia" por "su propia"
- Capítulo 2, página 250, línea 29: "pra" por "para"
- Capítulo 3, página 258, línea 18: "lo" por "los"
- Capítulo 8, página 294, línea 10: "pesonal" por "personal"
- Capítulo 8, página 294, línea 29: "hablan" por "¿habían?" (no estoy segura, revisar)
- Capítulo 16, página 386, línea 21: "somo" por "como"
- Capítulo 17, página 404, línea 6: "murmurllo" por "murmullo"

En la contraportada hay otro error, gravísimo, en el apellido del protagonista, porque Brausen sin la ene final sería como otra persona, una que no vibra cuando se la llama a voces.
Por otro lado, consulté su página web para comprobar la reseña de este libro y mi sorpresa fue mayúscula al encontrar otros dos errores, diferentes, en los nombres: a Brausen le llaman Braunsen y al médico, Díaz Grey, le llaman Días Grey.

Señores, un poco de atención, por favor, es de LITERATURA de lo que estamos hablando.

Sin más, reciban un cordial saludo,
Julia

Cortesía de Julia, bibliotecaria de la isla.

cita

"-¿Qué es esa alma?- preguntó-. ¿Y cómo puedo conseguir una si no la tengo? ¿Dónde está esa alma tuya que nunca la he visto ni la he oído? Y si es algo que no puede verse, oírse ni tocarse, ¿cómo sabes tú que ella tenía una?"
La Taza de Oro (1929) | John Steinbeck

sueños de syl

imagen de iván

El Cuadro

Desde hace ya varios minutos Lala observa el cuadro absorta, quieta, todo su cuerpo parece responder dócilmente a un extraño estado hipnótico. No era uno de los favoritos, ni siquiera esperaba encontrarlo en la exposición de ese gran artista de renombre internacional cuando su marido reservó las entradas con antelación. Mira los gruesos trazos nerviosos sobre la tela. No piensa en nada, no piensa en nada ni en nadie. Sólo mira, observa, embriagada de tanto color: rojos, blancos, azules y amarillos que atraviesan la tela y parecen flotar a su antojo. Se deja llevar por los trazos irregulares e indefinidos de un azul intenso que dan forma a unas ramas irregulares que parecen mecidas por la fuerza de un viento invisible. Su mirada recorre cada trazo con precisión, apreciando los diferentes tonos de azul que van formando las ramas dibujadas de azules tan oscuros que casi llegan a ser negros.
Su marido, la llama, Lala, venga vamos, pero ella no responde. Ya ni siquiera le oye. Lala, venga, que hay más. Lala sigue observando, ensimismada, esos azules que casi llegan a ser negros, negros azulados que casi llegan a ser morados, azules que casi llegan a ser negros, negros azulados que casi llegan a ser morados, azules que lleg...
Al caerse Lala al suelo, sin sentido, se ha armado un gran revuelo en la sala de exposición, el marido, desconcertado, pide ayuda, dando palmaditas a las mejillas pálidas de su mujer; el personal de sala, habla atropelladamente por los walkies pidiendo ayuda, una emergencia, dicen; y la gente curiosa, ávida de espectáculo, observa la escena atraída por el morbo, mientras grita sin pudor ¿estará viva?. Un hombre de traje oscuro y barba blanca observa la escena con complicidad. A veces ocurre, piensa mientras se acerca al marido, que impotente, sigue intentando recuperar a Lala.
- A veces ocurre, ¿sabe?
- ¿Qué? ¿El qué?- pregunta el marido desconcertado.
- A veces ocurre que un cuadro roba el alma de una persona y se queda dentro de él. Y ya no... ya no vuelve más.
Durante unos segundos el marido le mira a los ojos, está a punto de creer lo que dice, pero su gesto se contrae en un gesto de incredulidad y enfado.
- Pero... ¿qué dice?¿está usted loco?
Es entonces cuando el marido le da la espalda, vuelve a Lala nervioso e irritado y sigue dando palmaditas a unas mejillas que pronto estarán frías.
El hombre de traje oscuro, se aleja, mientras murmura para sí a veces ocurre, sí, a veces ocurre que un cuadro roba el alma de una persona para quedarse dentro de él, y es entonces cuando ya no hay remedio, ya no lo hay.