a los que orbitan

un proyecto en forma de libro... una selección de textos agrupados... e ilustrados...
el desorden de un blog... las órbitas paralelas...
a los que orbitan...

cuadriláteros

os retratasteis en el espejo que había a los pies de la cama, de repente todo quieto, el marco esmaltado en negro el encuadre, la superficie que reflejaba los cuerpos mezclados, confundidos los brazos y las piernas, la poca luz de un flexo en diagonal, el otro reflejo brillante en las cuatro pupilas, os mirabais como en una postal que alguien lejano, ajeno, os acabase de enviar, os mirabais el uno al otro y, reflejados, os veíais.
Os retratasteis como por capricho, con la misma naturalidad con la que un rato antes os resbalabais los poros sudados, frotados los vellos despeinados y luego, en el acople de un abrazo con olor a prehistoria, los pies por delante en primer plano del espejo, en segundo plano músculos y pieles y pelos unos sobre otros, sonrientes para la fotografía, posando a pesar de la incredulidad del reflejo.
Tú pensaste, Flaco, qué pasada esto, y te brillaban los ojos borrosos, y tú, Largo, que observabas los brillos de las pupilas y los puntos transpirados, los tuyos y los del Flaco, pensabas en aviones sobrevolando océanos, en las olas blancas de los grandes azules, las pieles vuestras igual que mares en el día de los vientos. Tú pensaste, Flaco, que no se mueva nunca, que se quede así de quieto, así de cerca, resbalándonos los hombros, que no cruce más mares el Largo, que todos los mares sean los de esta habitación.
Os hicisteis la fotografía del espejo y el obturador eran los párpados que acabaron por pestañear y pensaste, Largo, si no deberías limpiarte y abandonar ya las imágenes y hacerlas recuerdo, el Largo y el Flaco en el espejo, entró una toalla azul que sentaba los cuerpos sobre el naranja húmedo y barrió con las manos los vientres resbalados.
Dijiste te quieres duchar, dijiste quieres agua, dijiste quieres comer algo, pensaste quédate ahí en el espejo, pensaste, Flaco, pensaste, Largo. Pensaste, Flaco, no puedes detener el tiempo. Pensaste, Largo, el avión que haga lo que quiera. Pensasteis la imagen está hecha. Mirasteis luego y en el espejo no había más que pared.

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