a los que orbitan

un proyecto en forma de libro... una selección de textos agrupados... e ilustrados...
el desorden de un blog... las órbitas paralelas...
a los que orbitan...

sueños de syl

imagen de iván

El Cuadro

Desde hace ya varios minutos Lala observa el cuadro absorta, quieta, todo su cuerpo parece responder dócilmente a un extraño estado hipnótico. No era uno de los favoritos, ni siquiera esperaba encontrarlo en la exposición de ese gran artista de renombre internacional cuando su marido reservó las entradas con antelación. Mira los gruesos trazos nerviosos sobre la tela. No piensa en nada, no piensa en nada ni en nadie. Sólo mira, observa, embriagada de tanto color: rojos, blancos, azules y amarillos que atraviesan la tela y parecen flotar a su antojo. Se deja llevar por los trazos irregulares e indefinidos de un azul intenso que dan forma a unas ramas irregulares que parecen mecidas por la fuerza de un viento invisible. Su mirada recorre cada trazo con precisión, apreciando los diferentes tonos de azul que van formando las ramas dibujadas de azules tan oscuros que casi llegan a ser negros.
Su marido, la llama, Lala, venga vamos, pero ella no responde. Ya ni siquiera le oye. Lala, venga, que hay más. Lala sigue observando, ensimismada, esos azules que casi llegan a ser negros, negros azulados que casi llegan a ser morados, azules que casi llegan a ser negros, negros azulados que casi llegan a ser morados, azules que lleg...
Al caerse Lala al suelo, sin sentido, se ha armado un gran revuelo en la sala de exposición, el marido, desconcertado, pide ayuda, dando palmaditas a las mejillas pálidas de su mujer; el personal de sala, habla atropelladamente por los walkies pidiendo ayuda, una emergencia, dicen; y la gente curiosa, ávida de espectáculo, observa la escena atraída por el morbo, mientras grita sin pudor ¿estará viva?. Un hombre de traje oscuro y barba blanca observa la escena con complicidad. A veces ocurre, piensa mientras se acerca al marido, que impotente, sigue intentando recuperar a Lala.
- A veces ocurre, ¿sabe?
- ¿Qué? ¿El qué?- pregunta el marido desconcertado.
- A veces ocurre que un cuadro roba el alma de una persona y se queda dentro de él. Y ya no... ya no vuelve más.
Durante unos segundos el marido le mira a los ojos, está a punto de creer lo que dice, pero su gesto se contrae en un gesto de incredulidad y enfado.
- Pero... ¿qué dice?¿está usted loco?
Es entonces cuando el marido le da la espalda, vuelve a Lala nervioso e irritado y sigue dando palmaditas a unas mejillas que pronto estarán frías.
El hombre de traje oscuro, se aleja, mientras murmura para sí a veces ocurre, sí, a veces ocurre que un cuadro roba el alma de una persona para quedarse dentro de él, y es entonces cuando ya no hay remedio, ya no lo hay.

5 comentarios:

  1. Brutal, Silvita
    CLAP, CLAP, CLAP (o como sea que suenen los aplausos)

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Gracias,gracias, gracias, este blog disfruta de una maravillosa bipolaridad.

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  4. Precioso texto, va tanto contigo.
    Me ha encantado leerlo después de pasear por el Thyssen ayer.
    Besos

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  5. muuuchas gracias, imagino que después del paseo de ayer, la lectura se intensifica. Me alegro que te haya gustado.
    Besinos

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