a los que orbitan

un proyecto en forma de libro... una selección de textos agrupados... e ilustrados...
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a los que orbitan...

estudio onírico en diez etapas: 8

cielosueño de iván

8. soñar con el pasado te hace mentiroso.
Disfrazas la verdad porque no la sabes. Mientes. Te mientes. Cuando hablas mientes. Cuando piensas mientes. Cuando sueñas no. Solapas mentiras a unos y a otros, esquivas las preguntas. Huyes a lo alto de tu castillo y miras fijamente el triángulo púbico. Te excusas ante A porque estás con B y luego te excusas ante B porque estás con A. Sueñas con el pasado y te desafina la rutina.
Sufres por las miradas entornadas de aquellos que no saben estar solos. Pegas un par de saltos de un árbol a otro y haces un ruido como de búho. No estás del todo donde se te supone. Cuando eres consciente de ello comienzas a mentir. Te habitúas a apartarte de los ojos y las manos. Algunas veces se componen como una melódica partitura y durante unos instantes te permites tocarla, interpretarla. Suena diferente porque es otra canción, en otro tiempo, donde los ojos son azules y huele a isla de algún mar del norte.
No puedes destruir lo que no posees: no posees tu pasado: él te posee a ti.
Tus cafés son muy negros, muy rápidos, sobre todo los fines de semana. Te sumerjes en cafés negros para que las imágenes de tus sueños se disuelvan antes de darles tiempo a estropearte el ánimo, el día libre. Los días libres no lo son tanto. Quedan aún muchas cadenas que te impiden volar, así que tu radio de acción se ve limitado. Y subes y bajas y vuelves a subir y a bajar, y es que la inquietud provoca movimiento.
Sueñas que entras en su casa sin que nadie te vea, flotando desde la ventana de su habitación. Escuchas su voz mientras prepara la cena. Vuelas hasta el tejado del edificio de enfrente y observas su vida sin ti. Sueñas con sus días. Sueñas con sus noches. Sueñas con sus amigos. Sueñas que visitas a su familia cuando él no está. Sueñas con explanadas enormes donde os encontráis por casualidad y te explica sus planes de futuro, te presenta a sus nuevos ojos y manos y en el sueño también mientes. Te inventas otras realidades y te pierdes entre tantas dimensiones de mentiras.
La verdad está en sus calcetines: el día que abres el cajón y te los encuentras al fondo del todo, supervivientes de las mudanzas, viajeros del tiempo siempre disimulados en el fondo de algo (bolsas de plástico, maletas, estanterías o cajones), no ves lanas tejidas que abrigan pies de invierno sino sus ojos al final de la punta de tus dedos, su mano apretada a la tuya cruzando calles de países lejanos, su voz grave negando con la cabeza sobre dos tazas de café vacías y muchas colillas en el cenicero de la confitería donde os despedísteis por última vez.
Te mientes cuando tratas de aparentar que no fue tan importante. Sabes que hay un antes y un después en ti. No puedes borrar tu pasado porque te ha llevado hasta aquí. Ahora sólo te queda convivir con él como si de un compañero de piso desaliñado se tratase. Es molesto a veces pero paga su parte del alquiler.
Los misterios de las convivencias son inextricables.
Las mentiras son inextirpables.

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