a los que orbitan

un proyecto en forma de libro... una selección de textos agrupados... e ilustrados...
el desorden de un blog... las órbitas paralelas...
a los que orbitan...

cita

"Casi todos los hombres nos aburrimos inconcientemente. El aburrimiento es el fondo de la vida, y el aburrimiento es el que ha inventado los juegos, las distracciones, las novelas y el amor. La niebla de la vida rezuma un dulce aburrimiento, licor agridulce. Todos estos sucesos cotidianos, insignificantes; todas estas dulces conversaciones con que matamos el tiempo y alargamos la vida, ¿qué son sino dulcísimo aburrirse?"
Niebla | Miguel de Unamuno

cuadriláteros

n y su nueva pared blanca. Con un pesado libro entre las manos leía tumbada en la cama, no del todo concentrada, sino más bien distraída, y no del todo recostada sino más bien derretida, paseaba con la vista por párrafos enteros hasta que se daba cuenta de que no había leído nada en realidad, que el deambular de sus ojos no transportaba ninguna información a su cerebro, ya que éste se encontraba colapsado con sus propios pensamientos. Lo cerró. Volvió a abrirlo y buscó entre las hojas previas al título la dirección de la editorial, tenía la firme intención de denunciarles por el dolor de hombros que le provocaba sujetar tal volumen tirada en la cama. Cambiaba de postura constantemente y era incapaz de encontrar la sintonía física con él. Con el rabillo del ojo hacía rato que se le desviaba la mirada hacia la pared que tenía junto a la cama, del lado más largo de ésta, donde la luz reflejaba nuevos volúmenes aún desconocidos, ya que era la primera noche que dormía junto a esa pared recién pintada y se olvidó del libro, de la enésima denuncia por interponer y de la barrera que le impedía encontrar en aquellas páginas nada más que una tipografía de imprenta, para tumbarse de costado, proyectando su silueta, no demasiado curvilínea, de tal forma que si tomásemos un lápiz o mejor un carboncillo y la dibujáramos con suavidad nos encontraríamos, horas después, cuando amaneciese y la claridad del día entrase por la ventana, el trazo de esa línea como lo más parecido a un paisaje desértico y estéril, con apenas una duna desdibujada, medio plana y prácticamente pegada al horizonte, un horizonte que el sol reconocería de seguro como territorio suyo.
Aunque antes de que llegue el sol, mucho antes de que todo esto llegue a concebirse siquiera como idea, lo cierto es que N pierde la noción del tiempo en el momento en que comienza a arañar la corporeidad de un gotelé absurdo hasta que se va quedando sin uñas en la mano derecha (nunca fue diestra con la zurda). Tuvo claro entonces que el boicot planeado contra los pintores que usan el color salmón a los que maldijo con esterilidad laboral no sería suficiente si no incluyese a los yesistas que disimulaban sus errores en la construcción de paredes lisas con el maldito gotelé. Había pensado que el color blanco podría tranquilizarla, ahora sabía que no era el salmón el culpable sino la textura agresiva de una superficie a cuyo lado no dormiría más, ya que al día siguiente separaría la cama de la pared la suficiente distancia como para no percibir más las calvas rugosas que limaría durante esa noche, y desde donde nunca se dibujarán paisajes desiertos cuando en las noches encendiese la luz y se tumbara a leer el pesado libro, recostada o derretida.

a mc

cita

imagen de iván

Suéltate del infierno, y tu caída quedará

interceptada por el tejado del cielo.
El Bosque de la Noche | Djuna Barnes